
Socorridas por la autoridad funesta
y acompañadas por llantos desgarrados,
aquelarre de ancestrales conjuros;
comienzan la degenerativa semblanza.
De hoyos, recovecos, resquebraduras,
surgen del acompañante irónico, la luz;
cucuruchos manchados en carmesí,
despojos incorpóreos vagantes,
trozos fugaces; fortuitos personajes
que acuden al añoro sucumbido.